Cuentos de hadas a la venezolana: La Bella Durmiente
Érase una vez en un país muy lejano, en realidad en un país con una ubicación geográfica excepcional y lleno de petróleo que experimentaba la democracia y el auge económico.
En aquellos tiempos (en que la fertilización in vitro aún no existía) una pareja le pedía cada noche a la Virgen de Coromoto para que se les enviara un vástago.
La virgen como que escuchó sus oraciones porque la mujer quedó embarazada y pronto nació una niñita preciosa. Los padres eran muy felices, decidieron llamarla Aurora Thalía, dos nombres como en las telenovelas.
Como eran muy católicos, orgaizaron un bautizo espectacular en el jardín de la quinta donde vivían. Fue un gran fiestón, invitaron a todo el mundo, en realidad a todo el mundo menos a la tía Cilia, que siempre le decía gorda la mamá de Aurora y que era muy mal portada.
El bautizo iba muy bien, había champán, whiskey 18 años, muchísimos tequeños y huevos de codorniz. Como la pareja no sabía si tendría más hijos decidieron darle a Aurora Thalía cinco madrinas: Mirta, Mirna, Mirla, Estelita y Neida. Cada una de las cinco grandes le regaló a la niña, su nueva ahijada, una medallita protectora conta el mal de ojo y otros males de la brujería.
La rumba estaba en su mejor momento cuando llegó la tía Cilia muy molesta y muy mal vestida. Interrumpió la celebración y mencionó lo enojada que estaba (se estaba perdiendo todos esos tequeños, el whiskey y el centro de mesa). Cuando trataron de sacarla a la fuerza le echó una maldición a la bebé: “Aurora Thalía crecerá hermosa y sana, pero algún día después de cumplir la mayoría de edad se pinchará con una aguja de coser y caerá en un sueño profundo ¿Les sorprende que no le deseo la muerte? No, eso es muy fácil, hay cosas peores que morirse.”
A la mitad de los invitados le pareció toda una tontería, puras palabras. Las madrinas se preocuparon un poco más y le pidieron al cura que bendijera todos los amuletos que habían llevado. Los padres más que asustarse, se preocuparon. La tía Cilia era una bruja, pero no una eficaz. Y la maldición podía ser peor, por ejemplo, desearle un mal marido.
De todas formas, decidieron mantener a Aurora Thalía siempre alejada de las agujas, incluso hablaron en el colegio para prohibir los alfileteros para el día de la madre.
La cosa iba bastante bien. La vida continuó, Aurora Thalía se hizo una mujercita hermosa con su cabello castaño, piel blanca como la nieve (no, ese es otro cuento) y ojos verdes. Como buena criolla de los años 70s y 80s, se acostumbró a ir de compras a Miami, a supermercados full de productos de muchas marcas, incluso marcas importadas, a ir al cine Canaima, a que la PTJ se llamaba PTJ, a ver Radio Rochela los lunes por televisión y a Amador Bedayán en Sábado Sensacional.
Cuando Aurora Thalía tenía dieciocho años, estaba de moda la telenovela Cristal. Aurora Thalía estaba enamorada de Carlos Mata. No se perdida ni un capítulo, cantaba “Porque te quiero” a toda hora y hasta fue a verlo en concierto. En la novela, Lupita Ferrer es la dueña de una casa de moda y fue ahí cuando Aurora Thalía vio por primera vez en su vida una máquina de coser.
Cuando le preguntó su mamá que era ese aparato que parecía un oso hormiguero pequeño que las costureras de la televisión usaban para las telas, notó que su madre se puso muy nerviosa. Esta le pidió a Aurora Thalía que nunca se acercara a una máquina de coser en su vida.
Aurora Thalía como toda joven de su edad hizo justo lo que su madre le prohibió, así que empezó a preguntar entre sus amigas y consiguió una cuya abuela era costurera. La amiga le llevó la máquina de coser a su casa. Era una Singer color beige, con ciertas partes marrones y con un pedal negro. Aurora Thalía estaba deslumbrada, acarició cada parte de la Singer con saña logrando pincharse en el dedo índice.
Sólo le dio tiempo de ver la gota de sangre en su dedo, no llegó a ver como la sangre manchaba la alfombra. Aurora Thalía cayó en un sueño profundo (y menos mal que estaba alfombrada la casa porque si no se hubiera roto la cabeza).
Los padres de Aurora Thalía estaban desesperados, hicieron de todo para despertar a su hija, llamaron a babalawos, brujos chimbos, brujos chinos, le pusieron flores a Maria Lionza, fueron a Sorte, llevaron a un cura para que la exorcizara, hablaron con sacerdotes indígenas, intentaron de todo, incluso le llevaron a Carlos Mata, pero nada funcionó.
Ya rendidos, a los pocos meses los padres de Aurora Thalía decidieron dejarla en su apartamento de Macuto. Le prepararon la cama matrimonial con unas sábanas finísimas y le cubrieron el cuerpo con una tela especial para que el salitre no le afectara. Una vez bien puesta, cerraron ese apartamento y no volvieron nunca más. Eso sí, estaban siempre estaban muy pendientes de que el lugar tuviera electricidad y por ende, aire acondicionado para mantener a Aurora Thalía en la temperatura apropiada.
Así pasaron varios años, cuando Chávez ganó las primeras elecciones, ellos decidieron irse a vivir a Miami. Cuando la tragedia del estado Vargas, se asustaron mucho porque tenían miedo de que el barro hubiera entrado en el apartamento y le hubiera pasado algo a su hija, o peor que hubieran entrado ladrones o militares. Le pagaron a una conocida para que revisara el apartamento, y gracias a Dios, todo estaba bien. No hubo luz por unos días, pero ya estaba restablecido el servicio eléctrico. Como a la mujer se le pagó muy bien, ella ni se le ocurrió tocar, ni preguntar por la desmayada.
Pasaron muchos más años. El mundo superó el cambio de siglo y otras casi dos décadas hasta que un día unos invasores se apoderaron del edificio de Macuto donde dormía Aurora Thalía. Al apartamento de la protagonista entró El Macgyver, un malandrín de Tanaguarena que más que mala gente era el hijo de la dictadura, eso sí bastante atractivo, el muchacho era un morenazo que tenía a todo estado Vargas detrás de él.
El Macgyver buscaba alojo, pero sobre todo comida. Al entrar, se sorprendió por la decoración ochentosa del lugar. Por supuesto no consiguió comida, pero si una mujer dormida. Al principio pensó que era una muñeca inflable de última generación porque se veía muy real, aunque vestida de otra época. Cuando se acercó un poco más pensó que era una muñeca de cera, pero al tocarla se dio cuenta de que era una persona.
Intentó despertarla, primero delicadamente, luego zarandeando por los hombros, hasta le dio un par de cachetadas, e incluso le echó agua en la cara (no, eso no es cierto porque Macuto de hace meses no hay agua).
El Macgyver recordó que en algún cuento que le leyeron de pequeño, la princesa despertaba con un beso en la boca mientras dormía. El ni corto ni perezoso la besó (pero no le metió la lengua porque no confiaba en el aliento de la desmayada) y Aurora Thalía despertó.
Al principio, Aurora Thalía estaba muy mareada, sentía la cabeza pesada, estaba débil y tenía el estómago vacío (así como cuando uno se emborracha con whisky puyado).
El Macgyver estaba casi asustado, no entendía lo que pasaba, pero igual estuvo con ella mientras se recuperaba. Revisó alrededor al cuarto y encontró una carta amarillenta y comida por el salitre de los papás de Aurora Thalía donde le explicaban la maldición de la tía Cilia y todo lo que había sucedido después.
El Macgyver consiguió después de mucho trabajo algo de comida y agua (pero no pasta de dientes) y la ayudó a estabilizarse. Por suerte para Aurora Thalía, despertar en La Guaira en el 2018 era cómo despertar en 1960, o peor, así que la primera impresión del nuevo mundo, del futuro, no fue tan fuerte. La cosa se complicó una vez subió a Caracas (donde tampoco es 2018, es más como 1992).
Una vez en la capital, la protagonista, descubrió todo lo que había pasado en el mundo los últimos treinta años: internet, los smartphones, los selfies, las redes sociales (le encantó Facebook porque así se enteró un poco de la vida de montón de sus amigas que estaban todas viviendo fuera del país), descubrió Netflix, la obsesión por el fitness, el odio que todos le tienen ahora al pan, Las Kardashian, los Bush, los Clinton, los Obama y Trump, el calentamiento global, el reggaetón, Google, Game of Thrones, los Lgbtq, #Metoo, el Papa argentino y que el Papa anterior estaba retirado, que España ganó el mundial del 2010 y las nuevas películas de Star Wars (nadie quería hablarle de Episodio I).
Pero todos estos descubrimientos no fueron tan terribles, Aurora Thalía se adaptó pronto al mundo de hoy. La gran impresión para ella fue cuando supo lo que había pasado en Venezuela los últimos 30 años:
La intentona de golpe del 92, el juicio Carlos Andrés, por ahora, el chiripero, Por estas calles, Irene de alcaldesa, las elecciones del 98 donde ganó Chávez, la catástrofe de Vargas, el plan Bolívar 2000, María Isabel Rodríguez de Chávez, Rosinés, la Constituyente de 1999, la nueva constitución (la bicha), la República Bolivariana de Venezuela, el caballo del escudo mirando a la izquierda, la octava estrella, la alcaldía mayor, los peñonazos de Peña, Arias Cárdenas y la gallina, los paros cívicos, el 11 de abril del 2002, el 13 de abril de 2002, Cadivi, el Referendo Revocatorio, Rosales, el referendo Constituyente, Tibisay Lucena, Diosdado, Barreto, Freddy Bernal, todas las Asamblea Nacionales, Ramos Allup, todas las elecciones que tuvimos, Lina Ron, la maldición de Bolívar, Carmona Estanga, Fedecamaras, la CTV, la crisis bancaria del 2010, la venta de bonos de la República, el endeudamiento con China, las miles marchas y bailantas de la oposición, Capriles, las primarias de la mesa de la unidad, la familia Chávez, las elecciones del 2012, Rosendo, Acosta Carlés, el Potro Álvarez, Ramón Muchacho, Justicia para Todos, Borges, la desaparición de Chávez, la muerte de Chávez (que sí fue en diciembre, que si se murió en marzo), los Castros, el petróleo regalado a toda Latinoamérica, la guerrilla, el barril a más de $100, la reconversión del 2018, Sasha Fitness, el video de Roxana Díaz, Cencoex, Cicpc, la privatización de Cantv, las expropiaciones, el Banco de Venezuela, Cantv otra vez en manos del gobierno, la música de Globovisión, Quien Quiere Ser Millonario, la inseguridad, los muertos del fin de semana, Robinson La Gran Aventura, Protagonistas de novela, el Mega Match, los secuestros exprés, las invasiones, la misión vivienda, la final Tigres vs Magallanes del 2007, la tía Cilia y su carrera política, el cierre de RCTV, Goicochea, Maduro, Tibisay Lucena (sí, ya sé que la mencioné antes), el señor pollo, García Carneiro, Aló Presidente, Aló Ciudadano, los cinco motores de la revolución, los gallineros verticales, el pajarito de Maduro, la primera combatiente, el tráfico caraqueño, la reconversión de 2008, Mr. Danger, la escasez, el hambre, la falta de medicinas, los muertos de las protestas del 2017, Iris Varela, los pranes, Rosita, Winston, Boris Izaguirre, Luis Chataing, Ni Tan Tarde, Papita, Maní Tostón, la Vinotinto, Richard Paéz, la Copa América de 2011, los colectivos, Leonardo Padrón, el plebiscito, El Aplauso Va Por Dentro, Mimi Lazo, las dos películas de Miranda, las dos películas de Bolívar, Menudo, la censura, el gordo de la bomba, la desaparición de la estatua de María Lionza, los robos de los museos, Édgar Ramírez, Roque Valero, el viaducto, la trocha, el escándalo del Miss Venezuela, el George Harris, Patricia Poleo, la diáspora de los venezolanos, el escarche, la xenofobia peruana y panameña, la destrucción total, la falta de pasaportes, La mujer de Judas, la gente muriendo de hambre en la calles, el carné de la patria, Henry Falcón, mi casa bien equipada, la misión Robinson, la misión Rivas y todas las demás, los presos políticos, la falta de agua y luz, la iguana, Leopoldo López, la preñez de Lilian Tintori, los testaferros, las sanciones de Estados Unidos, Canadá y Europa, el Chigüire Bipolar, los bachaqueros, los círculos bolivarianos, la asamblea constituyente de 2017 y el tiempo de Dios es perfecto.
En este punto Aurora Thalía estaba a punto de buscar otra aguja y clavársela de nuevo. En fin, si no fuera por qué Maite Delgado y Nelson Bustamante están igualitos, de verdad creo que Aurora Thalía hubiera intentado lo de aguja (bueno, también escaseaban).
El Macgyver seguía echándole los perros a la protagonista, pero la pobre estaba muy confundida, no sabía si irse o quedarse en Venezuela. Quedarse era una opción porque en cualquier momento explota el verguero o los gringos nos invaden. Así que podía quedarse esperando, claro la cosa está difícil.
La otra opción era irse del país, pero ¿A dónde? ¿A Chile, Colombia, Argentina, España o Miami? Además, Aurora Thalía tenía un gran problema, al estar tantos años dormida, no tenía ningún papel al día. Tuvo que renovarse la cédula, sacarse el carné de la patria. Con el pasaporte fue diferente (el de ella decía República de Venezuela), no había material y había que esperar varios años para obtener un nuevo pasaporte incluso pagando los $2.000 que pedían los gestores.
Cuando intentó buscar trabajo tampoco fue fácil porque no tenía cómo explicar los años de ausencia, no había ido a la universidad ni tenía ninguna profesión (era perfecta para ser una enchufada, menos mal que nuestra protagonista es dormilona, pero buena gente). Aunque tuvo suerte, porque consiguió ser la imagen de una crema rejuvenecedora. Claro era una mujer de casi cincuenta que parece de dieciocho (ni JLo).
Aurora Thalía se puso en contacto con sus papás quienes estaban locos por llevársela a Miami (para que viviera como todo venezolano en la Florida, en El Doral, con dos trabajos y sin gaitas en la Navidad). El problema siguía siendo el pasaporte, y luego la visa (porque los gringos no le iban a dar la visa a Aurora Thalía).
Y mientras tanto, Aurora Thalía vivió feliz (mientras tanto) en Venezuela (sobreviviendo) y saliendo con El Macgyver (que a final de cuentas es su Toy Boy).
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