Cuentos de hadas a la venezolana: BlancaNieves y el Paro Petrolero
Érase una vez en un país no tan lejano que vivía una de las crisis políticas más grandes de su historia y miren que había vivido locuras como un presidente que le dio todo el poder del mundo a su amante chanchullera, tuvo otro presidente que pensó en hacerse un museo y otro que estaba tan viejo que no se sabía si estaba vivo o muerto, y ni hablar de la crisis que tendría ese país en el futuro. En todo caso, en ese país tan complicado en dónde nadie nunca se aburrió jamás, vivía Blanca Nieves Jiménez.
Blanca era una joven alegre que quería lo que cualquier princesa de cuento de hadas: un buen trabajo, un matrimonio feliz, e hijos. La verdad es que se había esforzado desde joven a lograr su objetivo, pese a no ser la alumna con las mejores calificaciones, hizo lo suficiente para entrar en la universidad y graduarse administración de empresas.
Blanca conoció a José Antonio Reyes cuando todavía estudiaba en la universidad. Fue una relación que no empezó nada bien. Blanca había aprovechado un fin de semana de puente para ir a la playa con sus amigas. Allí, en el calor que ofrece la arena frente al mar Caribe y luego de dos empanadas de camarón y una de cazón, Blanca decidió tomar el sol y una siesta a la vez.
Un beso la despertó del sopor, un beso con lengua y todo. Los primeros minutos, Blanca creyó que estaba soñando, hasta que mordisqueó a los labios ajenos, allí supo que el beso era real y también entendió que no conocía a nadie en esa playa que tuviera el derecho de darle un beso en la boca.
Cuando abrió los ojos, el desconocido seguía con su lengua intrusa en la boca de Blanca. La protagonista de este cuento comenzó a golpear al joven que estaba abusando de ella. En el forcejeo, él pudo contener las manos de Blanca, e intentó disculparse.
-Disculpa te ves tan bella dormida que no pude evitarlo.
-¡Eres un pasado! Un pervertido
-Por favor no pienses mal
Blanca le dió otra cachetada. El hombre insistía en disculparse, le explicó que conocía a Mafer una de las amigas de Blanca que estaban con ella en la playa.
-Mafer me dijo que siempre había soñado con un príncipe que te despertara con un beso.
-¿Tú eres marico? – ya en este punto Blanca se había parado en la arena y trataba de patear al extraño mientras miraba con odio a sus amigas quienes estaban muertas de la risa.
-De verdad, perdóname. Yo no soy un mal tipo, le puedes preguntar a Mafer.
Y así, el extraño se alejó de ella y se despidió de Mafer con un gesto con la mano.
Blanca estaba molesta como pocas veces, pero también asustada y confundida. Sus amigas le pidieron disculpas, pero no pararon de reírse. Para suerte de Blanca, en esos tiempos no existían los teléfonos celulares con cámaras. Mafer, le contó que conocía a Rey (por Reynaldo) desde siempre y que era un buen muchacho. El hecho de que Mafer estuviera involucrada en una locura de este tamaño tampoco era muy raro, ella era aventurera, demasiado creativa y desde que vivía en Holanda se había vuelto como más loca de normal.
Reynaldo hizo de todo para entrar en la vida de Blanca. Primero, llegaba “casualmente” a los lugares donde Blanca estaba tomando, comiendo o de rumba. Luego, le empezó a enviar flores y chocolates a la universidad y a la casa. Allí fue cuando empezaron los problemas porque los tíos de Blanca eran sobreprotectores. La madre de Blanca era la única niña de ocho hermanos, así que cuando murió, los tíos de Blanca se volcaron a cuidarla. Blanca había perdido a su madre cuando tenía quince años, sus papás nunca se habían casado, por lo que Blanca tuvo una madrastra desde siempre.
Cuando murió su mamá, Blanca se fue a vivir con su papá, no fue fácil, pero tampoco traumático porque la madrastra le tenía mucho cariño, además vivían muy cerca de los tíos y la abuela materna. Con tanta gente cuidándola, presentar un novio era todo un tema en su casa, por eso ella evitaba actualizar a su familia de su vida amorosa.
Las flores de Rey no pasaron desapercibidas, la familia insistió en conocer al muchacho que cortejaba a su consentida, Blanca no sabía como explicarles lo que pasaba porque era muy raro, así que entre problemas de comunicación familiar, unidos a la insistencia de Rey, el chico terminó cenando con la familia y conociendo a los siete tíos: Pancho, Valerio, Chucho, Enrique, Rafucho, Joselo y Alberto.
La cena fue un éxito, la familia amó a Rey, no solo porque había sido intachable, el hecho de trabajar en PDVSA. PDVSA era (es) la principal empresa petrolera de Venezuela, y una de las más importantes del mundo, era la base de la economía del país. El sueño de todos los venezolanos era trabajar allí porque los salarios eran altos, los beneficios únicos y se podía hacer una muy buena carrera dentro de la empresa. Trabajar en la petrolera era complicado, siempre ayudaba tener a un conocido dentro de la empresa. PDVSA, al menos hasta el año 2002, era la única organización gubernamental donde los cambios de gobierno no afectaban tanto, la mayoría no sentían su trabajo amenazado si elegían a un nuevo presidente. PDVSA había logrado ser bastante independiente, era el único ejemplo donde estado y gobierno se diferenciaban en Venezuela.
Que Blanca tuviera un novio trabajando en PDVSA era el sueño de la familia. Así que insistieron bastante para que la niña saliera con el muchachote (claro, ellos no conocían el incidente de la playa), ellos sí se dedicaron a conocer a la familia de Rey y todo su pasado. Los Castro resultaron ser un amor y estaban encantados con Blanca. Sin quererlo mucho, Blanca empezó a salir con Rey.
El hombre hizo de todo por conquistarla y lo logró. Era atento, detallista, generoso y de verdad quería una relación formal. Para Blanca no fue tan difícil enamorarse porque quitando su extraña fantasía sexual de jugar a “la muertita”, Rey era casi perfecto.
El noviazgo terminó en compromiso y planes de boda. La pedida de mano fue algo complicada para rey porque tuvo que reunirse con el padre y los siete tíos. La fecha elegida fue 27 de diciembre de 2002, así aprovechaban que las familias estaban en la ciudad y podían pasar el fin de año en New York (uno de los sueños de Blanca).
Como buena boda, los preparativos empezaron pronto, casi un año antes. Blanca tenía todo bastante controlado, pasó un susto en Abril de 2002, cuando el presidente del país, Hugo Chávez, despidió en cadena de radio y televisión a la directiva de PDVSA (allí estaba involucrada una tía de Rey), que terminó en un paro económico, protestas masivas, diecinueve víctimas mortales de un asalto armado que aún no se sabe quién organizó, abandono de poder por parte de Chávez, un golpe de estado, una renuncia presidencial que no se sabe si existe, una visita a la Orchila, y el retorno del presidente, todo en cinco días.
La tía de Rey quedó fuera de PDVSA, pero Rey siguió en su trabajo, aunque a diario le comentaba a Blanca lo tensa que estaba la oficina. Los temores de Blanca sobre el futuro de su boda se incrementaron cuando en noviembre de ese año un grupo de militares decidieron desconocer al gobierno de Chávez y se concentraron en una importante plaza al este de la capital. Nunca se supo la finalidad de ese movimiento porque al final solo ciento veinte oficiales se sublevaron y acamparon en la plaza por meses.
Y la situación empeoró, la cámara de empresas privadas, Fedecámaras, y los sindicatos afiliados a la Confederación de Trabajadores de Venezuela, CTV, llamaron a un paro el día 2 de diciembre. Eso significaba que nadie iría a trabajar o estudiar ese día. No era la primera vez que se convocaba a paro por un día, en realidad los problemas de Abril se agravaron con el paro.
El día 2 de diciembre fue bastante tranquilo, la mayoría de las empresas, comercios y organizaciones privadas de adhirieron al paro, mientras que los organismos del estado funcionaron en su totalidad porque el gobierno amenazó con despedir a quien no fuera a su trabajo ese día. La situación empeoró cuando Fedecámaras y la CTV decidieron extender el paro.
Los primeros días del Diciembre de 2002 pasaron de la siguiente manera: la mayoría de los comercios, bancos, escuelas, supermercados y centros comerciales estaban cerrados. Los líderes de la oposición convocaban a una marcha o protesta cada mañana, muchas personas asistían en diferentes ciudades del país. Primero se convocaba en un punto de la ciudad a una hora específica, se esperaba a que llegara un grupo abultado para comenzar la caminata hasta el punto final, que generalmente era la Plaza Altamira donde estaban los militares disidentes.
A las primeras marchas asistieron cientos de miles de personas, y la verdad es que paralizaron ciudades. En cada marcha existía el miedo de ocurriera los mismo que el 11 de abril cuando varios pistoleros mataron una veintena de personas. Independientemente de que se asistiera o no a las marchas, todo el país estaba pegado a la televisión, viendo las noticias. Las tardes se iban en descansar de la marcha y ver más noticias hasta que a las siete de la noche la CTV y Fedecámaras daban una rueda de prensa indicando qué hacer al día siguiente. ¡Ah, si! Las noches eran para los cacerolazos (significa golpear una olla vacía con un cubierto, es una forma de decir que no hay comida). La locura se desató, la mitad de Venezuela perdió una olla o sartén preciada, mientras otro grupo decidió comprar los CDs de los cacerolazos ahorrándose el fastidio de golpear el metal (porque eso después de quince minutos cansa). Es importante aclarar que la realidad del país cambiaba según el canal de noticias que sintonizaras. Si el canal tenía una línea editorial opositora, mostraban comercios cerrados, marchas y las palabras de los principales voceros, en cambio, si el canal era del gobierno, aparecían comercios abiertos y calles llenas de gente (aunque las imágenes parecían de 1994).
Los primeros días fueron los más emocionantes. Pasaron cosas muy interesantes como que los trabajadores de PDVSA se unieron al paro (incluido Rey). Incluso un buque petrolero decidió pararse en el medio del lago porque estaban protestando, nadie lo hubiera notado sino fuera porque tenía el nombre de una Miss Mundo, y la Miss Mundo fue en lancha a saludarlos y darle su apoyo. También una refinería muy importante ubicada en el centro del país se paralizó, además de la importancia de que una refinería se detenga en un país totalmente petrolero, estaba el hecho de que se llamaba “El Palito” y surgieron miles de chistes de doble sentido sobre como el palito se paró.
A todas estas, Blanca estaba literalmente desesperada. Cada día que pasaba el país en paro significaba que la boda iba a ser cancelada. Incluso, la banda y el fotógrafo no estaban seguros de poder cumplir con la boda. El otro problema era la comida. Los supermercados llevaban varios días cerrados, y los distribuidores también estaban parados. Cuando el paro llevaba unos diez días, decidieron abrir los supermercados mediodía, los venezolanos se abalanzaron a los supermercados, largas colas de compradores aparecieron (las primeras de muchas), también comenzó el racionamiento, así que solo se podían comprar dos litros de leche de vaca por persona, dos botellas de aceite y dos de harina pan. Pero hubo productos como refrescos, azúcar y cerveza que desaparecieron por unas semanas.
Blanca tenía el problema de que en su propia casa no había toda la comida que deseaban (y eso que era una familia gigante que se ayudaba), y peor aún, el problema de que la Casa de Festejos podía conseguir el menú que querían en la boda sólo por el doble del costo.
Rey quería cancelar la boda. “Coño Blanca, cómo nos vamos a casar si no sé si tenga trabajo cuando este paro termine”. Y tenía algo de razón, pero Blanca quería casare como fuera.
Llegó el 22 de diciembre, la familia que venía del exterior había cancelado y la familia que vivía en otras ciudades también. El paro continuaba, pero más ligero. Los comercios sí estaban cerrados en las urbanizaciones de clase media alta, en cambio, en las zonas más populares los comercios empezaron a abrir porque los buhoneros o como los llamaban en los periódicos, la economía informal, hacía su agosto vendiendo de todo. Los venezolanos querían un cambio, pero no aguantaron la rumba decembrina.
A esto se unió la escasez de gasolina. Con PDVSA parada, no había combustible y todo el que tenía un carro debía hacer largas colas para obtenerlo. Lo curioso era que en las estaciones de servicio de lugares pudientes no había ni una gota, pero en las zonas más populares, sí se conseguía la gasolina. Esta fue la principal razón por la que la familia de otras ciudades no iba a la boda.
Para colmo de males, Blanca estaba muy estresada y ansiosa, por lo que se comió todos los dulces que se encontraba en el camino haciendo que subiera unos kilos, así que tenía otro problema que era arreglar el vestido de novia. Ella tenía mucha ansiedad de refresco, pero como no se conseguía se conformaba con los jugos, pero estos también empezaron a escasear.
En fin, faltaban cinco días para la boda y dos para Noche Buena. Blanca se reunió con los padres de Rey, Rey, su papá y su madrastra. Blanca estaba tan nerviosa que se tomó un jugo de manzana vencido que fue lo único que encontró para calmar la angustia. La conversación empezó, realmente la idea de la reunión era convencer a Blanca de aplazar la boda porque todos, excepto ella, creían que era una locura seguir con la fiesta.
Blanca empezó a sentirse mal, en cuestión de segundos su piel se puso tan blanca que parecía enferma. Incluso tuvo que ir al baño a vomitar varias veces. La mujer estaba tan mal que decidieron cancelar la conversación para que ella descansara. Pasaría como una hora desde que los suegros se había ido, cuando su madrastra entró al cuarto con una manzanilla, pero hecha una fiera.
-Te voy a matar. Te voy a arrancar el corazón y guardarlo en un cofre ¿Cómo pudiste hacerle esto a tu papá?
-¿De qué hablas? ¿Hacer qué?
-Estás embarazada ¿Crees que somos pendejos? Tienes varios kilos de más, estás obsesionada con la boda, no te has quejado de la falta de toallas sanitarias y ahora vomitas sin razón. Hasta tu suegra se dio cuenta ¡Qué vergüenza! No quiero imaginar lo que dirán tus tíos que creen que eres más pura que Marimar.
Blanca no decía nada. Estaba en shock ¿Embarazada? Si ella había tenido la menstruación la semana pasada. Y lo de los vómitos era el jugo piche que se tomó por gorda. Pero… no dijo nada. Sabía lo convencionales que eran los papás de Rey, esta era su oportunidad de continuar con la boda. Así que Blanca no le dijo nada a su madrastra y siguió vomitando el resto de la noche.
A la mañana siguiente, Rey intentó tocar el tema, pero Blanca lo esquivó haciéndose la mareada. La verdad es que nunca le mintió a nadie, ni dijo que estaba embarazada.
El 27 de diciembre llegó y Blanca tuvo su boda… poco mágica. Blanca entró a esa iglesia escoltada por sus siete tíos. Al salir de la iglesia no se oían los aplausos de los invitados sino los cacerolazos. El vestido le quedaba apretado, se tuvo que maquillar ella misma y la mitad de los invitados no fueron, pero si hubo muchos refrescos y cerveza que no había en ninguna parte. Y por supuesto, tuvo que jugar a la muertita en su noche de bodas.
Tampoco salieron de luna de miel porque Rey no se quería gastar los ahorros hasta no saber que pasaría con el Paro Nacional. El final del Paro Nacional fue muy triste. Pasaron las semanas hasta que, en febrero de 2003, Fedecámaras y la CTV levantaron el paro aunque ya estaba levantado desde hacía muchos días. Hugo Chávez ganó esta batalla. El año empezó con un país con una de sus crisis económicas más pronunciadas (hasta el momento) con el agravante de que media PDVSA fue despedida (Rey entre ellos) haciendo que la empresa más importante del país estuviera en manos de personal no calificado. A consecuencia del Paro Nacional, nació Cadivi o el control cambiario, llegó el firmazo, la lista de Tascón y el Referendo Revocatorio, pero nos detenemos aquí para no hacer el cuento tan largo.
Por su parte, Rey consiguió trabajo en una petrolera en un país árabe. Blanca se fue encantada para luego descubrir que no le gustaba para nada el árido país, así vivieron felices para siempre… o no, la verdad es que no me acuerdo.