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Cuentos de hadas a la venezolana: Bella Durmiente y el año 2020



Érase una vez una muchacha venezolana llamada Thalía (sí, como la actriz). Ella había nacido en el medio de una de las crisis políticas más importantes del país: el año 2002. El bautizo estaba planeado para diciembre de ese año, pero el “Paro Petrolero” hizo que los planes se desviaran un poco. Los padres de Thalía eran opositores de toda la vida, así que no querían ofrecer una fiesta cuando media nación protestaba en contra de Chávez, en cambio un par de abuelos y tíos que aportaban dinero a la celebración se quejaron porque al ser chavistas, ellos creían que “todo estaba absolutamente normal”.


Al final decidieron hacer una reunión pequeña, solo asistiría la familia más cercana. Aquel 27 de diciembre de 2002, se festejó el primer sacramento católico de Thalía en el jardín de la casa de una tía. Eran una treintena de personas, no había refrescos, ni bolitas de carne con tocineta, pocos tequeños y de vaina whiskey porque el Paro había ocasionado escasez de gasolina y ciertos alimentos porque muchas empresas habían tomado el riesgo de paralizar sus operaciones.


Después de un año tan estresante, la pequeña fiesta sirvió a los padres de Thalía para relajarse y sobre todo divertirse. Por lo mismo de que la reunión era pequeña, hubo muchos conocidos que no fueron invitados. A eso de las diez de la noche, se apareció de sorpresa Winston Vallenilla. Para aquellos tiempos era famoso por ser animador de “Aprieta y Gana” y un ejemplo de venezolano buena gente y caballeroso.


El papá de Thalía había estudiado en el colegio con Winston, eran muy amigos, pero sintió que el bautizo de su hija era muy familiar como para invitarlo, tampoco lo había elegido de padrino porque temía que al ser tan famoso, Winston no le parara bolas a su hija. En fin, la presencia del animador fue una sorpresa.


-¡Winston! ¡Qué alegría!- mintió el padre de la criatura.


-¡Familia! ¡Amigo! Super que bautizaste a Thailita.


-Sí, ya es oficialmente una católica- respondió el anfitrión esperando entender la presencia de su amigo- Déjame servirte un trago.


-No gracias compadre… bueno no somos compadres porque no me elegiste como padrino de tu hija, yo tu amigo de la infancia, la persona más famosa en este jardín, el soltero de oro de la televisión…


-Winston…


-Por lo visto no soy suficiente para ustedes, solo vine a ofrecerle mis buenos deseos a tu bebita- el famoso se volteó hacia la recién nacida-Thailita te deseo todo lo mejor del mundo, pero ten cuidado con las agujas, el día que te pinches con una entrarás en un sueño eterno que solo será revertido por el verdadero amor- sentenció el animado.


-¡El coño de tu madre! Acabas de maldecir a mi hija. Te voy a enseñar a respetar- se le lanzó encima el padre de la niña ahora maldita.


Winston fue más rápido y abandonó la casa antes de que la familia le diera una coñaza. Los padres de Thalía decidieron no dejarse afectar por tan horribles palabras, aunque como buenos supersticiosos alejaron a su hija de todas las agujas del mundo, incluyendo los alfileteros del Día de la Madre.


Thalía tuvo una infancia normal… bueno normal en la Venezuela del siglo veintiuno con Firmazos, Reafirmazos, Revocatorios, decenas de elecciones, rumores, CADIVI, protestas, inseguridad, secuestros, retraso, la muerte de Chávez, la llegada de Maduro, por solo mencionar algunas cositas.


En el año 2017, cuando tenía quince años, Thalía estaba decidida a protestar en contra del gobierno de Maduro, pero sus papás se opusieron rotundamente luego de que en la primera manifestación terminó herida por un arma de fuego que nunca se supo de dónde vino.


Thalía soñaba con una Venezuela que no había conocido. Sus padres y abuelos le hablaban de ese país donde todo era posible, que recibía emigrantes en vez de fabricarlos, con una moneda fuerte, donde se iba al mercado y había todo tipo de productos (hasta productos importados), donde se podía estacionar el carro en la calle sin que lo robaran y donde la palabra secuestro era desconocida. Pese a su sueño de un mejor país, Thalía estaba clara de que sus padres la sacarían al exterior apenas terminara el bachillerato. Venezuela no tenía futuro… o eso pensaron hasta el 23 de enero 2019.


Ese día feriado donde se celebra la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el nuevo líder de la Asamblea Nacional decidió proclamarse Presidente Encargado del país por las elecciones presidenciales fraudulentas de diciembre de 2018. Ahora Venezuela tenía dos presidentes (dos Asambleas y dos Tribunales Supremos), pero el nuevo, Juan Guaidó, fue reconocido por más de cincuenta países con Estados Unidos a la cabeza.


La esperanza renació. Por primera vez en años había una luz al final del túnel. Hasta se especulaba que los Estados Unidos podría invadir Venezuela para sacar a Maduro y sus secuaces.


Pura felicidad.


Thalía estaba muy feliz. Hasta se hizo seguidora de Donald Trump. Estaba segura de que una nueva Venezuela nacería pronto. El recién proclamado presidente había asignado nuevos embajadores que muchos países aceptaron, nuevos ministros, recibió millones de dólares en ayuda humanitaria que llegó a Colombia para ser trasladada a Venezuela pronto, también muchos famosos se aliaron al nuevo gobierno.


En el medio de esta vida “color esperanza”, Thalía fue a visitar a una de sus abuelas que ya estaba malita y le fallaba mucho la memoria. Thalía esperaba que esa ayuda humanitaria incluyera las medicinas para el Alzheimer que su abuela necesitaba y que no se conseguía desde hacía años.


-Mijita, te tengo un regalo- le dijo la anciana en cuanto la vio.


-Abuela no es necesario, mejor quédate quieta.


-Pásame mi joyero- la nieta obedeció, la mujer sacó un hermoso prendedor de plata que emulaba al de el de “Titanic”- esta joya es para ti, quiero que tú la tengas.


Thalía tomó el prendedor entre sus manos. Estaba fascinada, era muy bonito y grande. Mientras lo rozaba con sus dedos, se pinchó con la joya. No tuvo tiempo ni de quejarse cuando entró en un sueño profundo.


La abuela se pegó un susto, no entendía (recordaba) qué le pasaba a su nieta. Fue al llegar los padres que entendieron que la maldición echada por el chavista de Winston se había hecho realidad. Como Thalía estaba dormida, medio en coma, la decisión fue dejarla en su cama y seguir con la vida hasta entender qué hacer.


Visitaron varios babalaos, curas, rabinos, curanderos, brujas de mala muerte y coaches, ninguno supo qué hacer. El papá de Thalía intentó comunicarse con Winston para ver si el desgraciado podía revertir sus palabras, pero desde que era una cara del chavismo se había vuelto inaccesible,


Así pasó el año 2019 y llegó el 2020. Con todo lo que pasó en el 2020, los padres de Thalía no tuvieron ni tiempo de preocuparse por su hija, al menos estaba en casa.


Fue el 31 de diciembre de 2020 cuando el milagro llegó. Más que milagro navideño fue sadiqueo. Mientras los padres de Thalía recibieron a dos primos por las festividades, uno de ellos se metió en el cuarto de la desmayada cuando todos estaban en la cocina y la empezó a manosear. Fue en una de estas cuando la besó en la boca (con lengua y todo) que la muchacha volvió a la vida.


Lo primero que hizo fue gritar, así los padres supieron del abuso, el primo se llevó sus coñazos y lo echaron a la calle. Luego fue entender que ese no era el verdadero amor de nadie y que Winston era pirata hasta para maldecir, y tercero fue poner a Thalía al día con lo último que había pasado en el mundo.


-Hija no puedo con la felicidad de verte de nuevo así vivita- lloraba su madre.


-Yo también estoy muy feliz ¿Qué día es hoy?


-31 de diciembre de 2020.


-Y cuéntame ¿ya sacaron a Maduro?


-No hija ese está allí más afincado al poder que nunca.


-¿Y a la ayuda humanitaria? ¿Pudieron meterla al país?


-Unas miserias, el resto se pudrió o se lo robaron. Al principio todos creíamos que Guaidó lo iba a lograr, hasta hizo una gira por Latinoamérica, los venezolanos se agolpaban en cuadras enteras para gritar “Queremos regresar”, pero al final no lo logró. Los militares nunca lo apoyaron y los gringos nunca invadieron. En abril, él y Leopoldo salieron a las calles y terminaron corriendo porque no resultó en nada. Ahora Guaidó es un güevón, Leopoldo huyó con la familia a España, Capriles tuvo una hija y tiene más cara de loco que nunca, María Corina le echa paja a todos, los apagones son cada vez peores, no hay agua en ningún sitio, todo se paga con dólares, la gasolina la importan de Irak y se han muerto decenas de venezolanos en el mar Caribe al naufragar mientras intentaban llegar a Trinidad, que por cierto esa isla se está portando muy mal con nosotros.


-Todo eso en casi dos años- comentaba bastante decepcionada Thalía.


-Hija eso no es nada. Te tengo que contar todo lo que pasó este año.


-Soy toda oídos.


-Los incendios que acabaron con media Australia, un meteorito cayó en Nigeria, casi se desata la tercera guerra mundial porque Trump mató a un militar iraní, unos fuegos en Chernóbil nos hicieron pensar que todo acabaría, enero fue como eterno, al igual que marzo y julio, el Pentágono ofreció unos videos formales de extraterrestres, hubo una explosión en el Líbano que se llevó a la mitad de Beirut, una inundaciones horribles en indonesia, un volcán hizo erupción en Filipinas, unas langostas atacaron África como en la Biblia, Messi se quería ir del Barca, la gente empezó a enseñar el culo en "Only Fans", Trump perdió las elecciones, Víctor Cámara se lanzó a alcalde de el Doral, los gringos se lanzaron unas protestas jevies porque unos policías mataron a un señor de color, la cosa duró como un mes, se murieron el actor de Black Panther, Kobe Bryant, el negrito fullero Daniel Alvarado, Armando Manzanero, Sean Connery, Quino, la esposa de John Travolta, Pau Donés, Kenny Rogers, Kirk Douglas, Raúl Amundaray, Tito Rojas, Víctor Cuica y Maradona.


-¡Qué horror!- Thalía estaba como en shock- Bueno… voy a arreglarme y llamar a mis amigas para verlas y ver qué voy a hacer con el colegio.


-Thalía no puedes salir de la casa.


-¿Por qué?


-Un chino se comió una sopa de murciélago en algún momento del 2019, comenzó una pandemia por allá. Como buenos comunistas, ocultaron la información hasta que medio país estaba con el virus y ya varios chinos habían volado por el mundo. El virus se llama Coronavirus o Covid. Entre marzo y abril medio planeta estaba confinado. La prueba para detectar el virus no estaba accesible para casi nadie, así que cualquiera que tosiera pensaba que tenía Coronavirus. Los pobres médicos, enfermeras y el resto del personal sanitario de cualquier nación tuvieron que trabajar días seguidos para atender a todos los infectados. En algunos países la cosa era tan grave como que tenían que elegir a qué pacientes salvar, en Guayaquil no se daban abasto con los cadáveres en las casas así que la gente los empezó a echar a la calle, en Nueva York fue una locura, las fotos de la cantidad de ataúdes eran horribles. Las aerolíneas, hoteles y restaurantes casi quiebran porque nadie viajaba. Hubo gobernantes como el de Inglaterra, Bolsonaro y Trump que decían que el virus era mentira y que se contagiaron. Se suspendieron los Juego Olímpicos, y todos los deportes por meses, luego se volvieron a jugar muchas ligas y torneos pero sin público, tampoco nadie fue al cine, así que todas las películas fueron online. Ah... y todavía no sabemos las repercusiones económicas de todo esto, vienen años de recesión mundial.


-Eso fue en marzo ¿Qué tiene que ver con ahora en diciembre?


-Que la vaina sigue. Ya nadie respeta, ni se cuida, ni está encerrado pero el virus continúa atacando sin piedad. Hay que salir con mascarilla (que por cierto no hubo hasta mayo, y la crisis de papel toilette mundial era como la de Venezuela en sus buenos tiempos). En teoría hay que salir poco, lavarse las manos cada dos segundos, no tocarse la cara, usar el distanciamiento social que es no acercarse si acaso a un metro de distancia, no abrazar, besar o bailar, las clases ahora son online, pero nadie tiene ni internet ni luz, no debería haber aglomeraciones y la vacuna ya llegó a algunos países, pero aquí que nos mata el dengue, tú te imaginarás.


-Entonces ¿qué puedo hacer?


-Ver Netflix.


-¿Y los abuelos?


-La abuela Xiomara se nos fue por culpa del Covid porque el virus mata a los viejitos, a los que tienen problemas de pulmones, cardíacos y diabéticos. El resto están en sus casas, no los podemos visitar por temor a infectarlos.


-Pero por fin… ¿con la vacuna vamos a tener una vida normal?- preguntó Thalía luego de llorar un rato por su abuela.


-No mi niña, ahora hay una nueva cepa más contagiosa que se descubrió en Inglaterra. Nos sale unos cuantos meses más encerrados.


Thalía estaba muy confundida y aunque había vivido solo un día del año 2020, soñaba con que fuera el 2021.


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